Lo primero, lo más importante, lo que debe grabarse a fuego en la frente todo el que quiera educar a un cachorro, es una palabra muy simple: paciencia.
Como todos los novatos, supongo, yo pretendía que el cachorro aprendiese enseguida a orinar donde debía, a no mordisquear todo lo que encontrase a su alcance, a no robar ropa ni zapatos ni comida, a no clavarme sus dientecitos en la mano, a no subirse a los muebles... Todo eso, más un largo etcétera que cualquiera que haya intentado criar un perro se puede imaginar. ¡Qué ilusa!
Cuando miro atrás, pienso en todas las cosas que Sirio ha asimilado en estos meses y me asombro de su capacidad. Sin embargo, las primeras semanas fueron un calvario de desesperación y frustración. No podía perderlo de vista ni un minuto. Intentaba aplicar a rajatabla todos los buenos consejos que encontraba en libros, artículos, páginas web y foros, pero no veía avances.
Cuando me parecía que Sirio había entendido que el cuarto de estar no era buen sitio para orinar, de repente me encontraba un "regalito" debajo de la mesa. Cuando pensaba que ya conocía la diferencia entre el concepto "calzado" y el concepto "juguete para morder", aparecían mis zapatillas destrozadas en el cuarto de la plancha.
Y luego estaba la plaga de los enterados. El vecino que aseguraba que su perro había aprendido esto o lo otro "en dos días" y me miraba con superioridad, haciéndome pensar que, una de dos, o mi perro era tonto o, lo que es peor, yo misma era idiota de remate. El amigo obsesionado con la disciplina que me acusaba de blanda y vaticinaba problemas de todo tipo si no empezaba a aplicar castigos duros y me dejaba de refuerzos positivos y teorías sobre condicionamiento. El que me decía que me relajase, que un cachorro no puede aprender nada hasta los seis meses. El que afirmaba que ya era tarde, que lo que no le enseñas de pequeñito, de mayor ya no lo asimila...
Si algún desesperado que se encuentra en esa etapa está leyendo esto y diciendo que sí con la cabeza, voy a darle buenas noticias: el perro acaba aprendiendo. Tardará más o menos, depende de muchos factores. Pero, de verdad, aunque parezca imposible, aprenderá. Sólo hay que insistir, ser coherente y no rendirse. Si estás usando un método y te parece que no funciona, inténtalo un poco más. Probablemente sea cuestión de tiempo. Cualquier día de estos, te darás cuenta con sorpresa de que las cosas han empezado a mejorar y de que tu perro y tú estáis en el buen camino.
Paciencia. Esa es la clave de todo.
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