jueves, 1 de septiembre de 2011

Así empezó todo


Había llovido todo el día y llovía aún cuando Ramón cerraba su local. En el restaurante de al lado, un hombre recogía las mesas de la terraza. Ramón vio un cachorro mojado que intentaba acercarse. Parecía buscar luz, refugio o compañía, pero el hombre lo echaba una y otra vez.

Cuatro personas salieron, los últimos clientes. El perrillo los siguió cuando cruzaron la calle. Ramón se tranquilizó pensando que eran sus amos, pero cuando se metieron en el coche y arrancaron, volvió a quedarse solo bajo la lluvia.

Ramón no fue capaz de desentenderse. Salió y lo recogió. Era dócil y cariñoso. Lo metió en su restaurante, lo secó con servilletas de papel, le dio agua y algo de comer y le preparó unas cajas de cartón para que durmiese.

Pero Ramón ya tenía dos perros y un gato, no podía hacerse cargo de más animales. Una empleada suya lo tuvo en su casa un par de días, pero tampoco tenía tiempo ni espacio para quedárselo. Lo llevó a un veterinario que conocía, para que intentase buscarle dueño, pero no consiguió nada. La tarde que tenía que recogerlo, pensando ya con tristeza en la perrera, nos encontró a nosotros. Acabábamos de comer y beber con unos amigos, estábamos bastante eufóricos y aceptamos adoptarlo.

Y así, Marco y yo volvimos a casa esa noche con un cachorro en brazos. Era jueves 13 de enero de 2011. El lunes siguiente, 17 de enero, lo llevamos por primera vez a la veterinaria, que calculó que tenía alrededor de tres meses de edad. Así pues, la fecha de nacimiento que figura en su pasaporte es el 17 de octubre de 2011. Pronto cumplirá once meses.

Sirio no tiene raza, pero tiende a terrier. Es inquieto, listo, alegre, muy sociable, juguetón y goloso. Nos ha cambiado la vida. Para bien.


No hay comentarios: