jueves, 29 de septiembre de 2011

Pipís y Popós, I

Estoy convencida de que el principal problema de todos los dueños novatos, cuando llega el cachorro a su casa, es enseñarle a orinar y evacuar en el lugar adecuado. Si uno se da una vuelta por los blogs y por los foros que tratan de perros, los encontrará llenos de preguntas angustiadas y de peticiones de ayuda urgente sobre pipís y popós. Y es que es francamente desesperante.

Ahora que Sirio tiene ya casi un año, puedo contar mi experiencia con un poco de perspectiva. Y lo primero que me gustaría asegurar a quienes estén pasando esa etapa es que aprenderá. Todos aprenden. Puede que tu perro nunca sepa echarse a la orden o que jamás consigas que deje de tirar de la correa. Pero, salvo que tengan algún problema de salud, todos aprenden a orinar donde deben más tarde o más temprano. Créeme. Aunque ahora te parezca imposible.

Tengo intención de escribir más entradas sobre este asunto, quizá porque cuando estaba sufriendo el problema me volvía loca buscando un consejo o una solución y me gustaría poner mi escasa experiencia y mis no tan escasas lecturas a disposición de otros. Pero hoy sólo voy a intentar responder a la pregunta que siempre nos hacemos cuando encontramos un regalito en la alfombra: ¿por qué?

Y para eso, como para muchas otras cosas, me remitiré al libro de Jean Donaldson El choque de culturas. No he encontrado un análisis mejor. 
La razón por la que los propietarios se bloquean en el proceso de adiestramiento de sus perros para ser limpios en casa es que les resulta extremadamente obvio que el juego se reduce a la discriminación entre "dentro de casa" y "fuera de casa". 
En efecto, nos parece obvio. Pero no lo es tanto para el perro, él no tiene tan claro que el terreno vedado lo marcan las paredes y el techo. Todos los detalles del contexto son importantes. Se fija mucho, por ejemplo, en la textura del suelo. Hace poco me encontré una vecina que se había quedado con la bóxer de su hijo durante las vacaciones. Se quejaba de que tenía que recorrer un largo trecho hasta encontrar un trozo de césped para que la perra pudiese orinar. Su hijo la había acostumbrado a llevarla a un jardincillo cercano a su casa y la pobre no era capaz de hacerlo en ningún otro sitio: ni asfalto, ni gravilla, ni tierra. Tenía que ser hierba. 
Los dueños también dan por hecho que los perros pueden aprender lo que está bien y lo que está mal, cuando lo que de verdad aprende el perro es lo que es seguro y lo que es peligroso. Cuando un perro está aprendiendo cómo "funciona" el mundo, hay que encajar muchas piezas en el puzzle. Veamos un caso típico de adiestramiento para ser limpio en casa: los doce primeros intentos de Max, un perro recién llegado a casa, para hacer pis: 

1.- Pis en el hall. Contexto: alfombra, amo ausente. Consecuencias: alivio.
2.- Pis en la sala. Contexto: moqueta, amo presente. Consecuencias: alaridos y reprimenda.
3.- Pis en el jardín. Contexto: hierba, amo presente. Consecuencias: alivio, alegría, galleta.
4.- Pis en la sala. Contexto: moqueta, amo presente. Consecuencias: alaridos y reprimenda.
5.- Pis en el hall. Contexto: alfombra, amo presente. Consecuencias: alaridos y reprimenda.
6.- Salida al jardín sin pis. Contexto: hierba, amo presente. Consecuencias: vuelta a casa.
7.- Pis en el jardín. Contexto: hierba, amo ausente. Consecuencias: alivio.
8.- Pis en la habitación. Contexto: moqueta, amo presente. Consecuencias: alaridos y reprimenda.
9.- Pis en el comedor. Contexto: bajo la mesa, amo ausente. Consecuencias: alivio.
10.- Pis en el comedor. Contexto: alfombra, amo presente. Consecuencias: alaridos y reprimenda.
11.- Salida al jardín sin pis. Contexto: hierba, amo presente. Consecuencias: vuelta a casa.
12.- Pis en la planta baja. Contexto: sofá, amo ausente. Consecuencias: alivio.

Desde el punto de vista del amo, sólo se han cometido tres fallos: el primero en el hall, el segundo debajo de la mesa del comedor y el tercero en la planta baja. En todos los demás intentos se descubrió al perro en pleno acto y se le castigó, o bien hizo sus necesidades en el lugar deseado, el jardín.
Pero, ¿qué ha aprendido el perro? Es posible que el perro esté aprendiendo que los lugares cerrados son peligrosos y que la hierba es segura. Es posible que el perro también esté aprendiendo que las habitaciones y salas de estar son peligrosas, que los comedores también lo son, a menos que estés debajo de la mesa, y que la hierba, los sofás y la planta baja son, hasta la fecha, lugares seguros. Lo que sí está claro es que nunca es peligroso cuando el amo está ausente y que hay peligro en la mitad de los casos en los que el amo está presente.

¿Que harías si fueras Max? Aguantarte cuando tu amo esté presente, por si acaso. En cuanto se despiste, aprovechar para ir a orinar a la planta baja, que parece segura.

¿Qué necesita Max para aprender? Más antecedentes, más datos. Con los doce intentos de la tabla no tiene suficiente información.

Donaldson da dos reglas fundamentales:

1.- Supervisar e informar al perro todas y cada una de las veces que hace sus necesidades.

2.- Hacer todo lo posible para que la mayoría de las veces las haga en el lugar adecuado y en tu presencia, para poder premiarlo en el instante preciso. En consecuencia, hay que evitar los accidentes dentro de casa e interrumpirlos también en el momento preciso.

Según vayan pasando los días, en lugar de las doce experiencias iniciales, Max tendrá cientos de intentos en su haber. Así podrá deducir cuál es el lugar seguro cada vez con mayor acierto y cometerá menos errores. El hábito hará el resto.


Imagen: Zoomar

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