viernes, 9 de septiembre de 2011

Nada en la vida es gratis

Nothing in life is free. Así se titula un artículo que Debbie McKean ha colgado en su página y que leo traducido por Fernando Barcel en Proyecto Mascota.


De entrada no me convenció el discurso, porque se basa en la teoría de la dominancia, que en mi opinión ha sido malinterpretada, además de resultar peligrosa en según qué manos y con según qué perros. Sin embargo, si dejamos aparte toda esa parafernalia de líderes alfa, el concepto es muy aprovechable.

Dice McKean:
Como humano y como dueño, tú tienes el control de todas las cosas que son maravillosas en esta vida para tu perro.  Este es el secreto del éxito del programa NELVEG.  Tú controlas todos los recursos.  Jugar, atención, comida, paseos, entrar y salir de la casa, ir a pasear en auto, ir al parque.  Todo lo que tu perro quiere proviene de ti.

Y más adelante:
Para implementar el programa NELVEG sólo tienes que hacer que tu perro se gane el uso de tus recursos.  ¿Tiene hambre?  No hay problema, tan solo tiene que sentarse antes que su plato de comida se coloque sobre el piso.  ¿Quiere jugar a la pelota?  ¡Perfecto! Sólo tiene que echarse antes que la arrojes.  ¿Quiere salir a pasear?  Entonces debe sentarse para que le puedas poner su correa...

El interés de esta técnica se encuentra, para mí, en que aprovecha las situaciones cotidianas para consolidar y generalizar comportamientos que deseamos en nuestro perro. Es un error desperdiciar motivadores tan potentes como salir a la calle o subir al coche. El hecho de que se den pocas veces al día los hace inútiles para una sesión de adiestramiento, pero los convierte en momentos preciosos para practicar las órdenes aprendidas.

Por ejemplo, Sirio, como casi todos los perros, en cuanto me ve coger la correa se vuelve loco de excitación. Baja corriendo las escaleras y, si me paro, sube otra vez a buscarme para animarme a que llegue cuanto antes a la puerta. 

Con la puerta aún cerrada le digo "siéntate". Obedece rápido y a la primera, a pesar de estar nervioso. Sabe que, si no se sienta, no le pondré la correa. Luego abro la puerta y salgo con él a la entrada. Vuelvo a pedirle que se siente antes de ir definitivamente a la calle. Lo mantengo sentado unos diez o quince segundos, mientras miro fuera para ver si hay gente, coches u otros perros. 

Las tentaciones son fuertes para Sirio: olores, un pájaro que pasa, una hoja que mueve el viento, un niño que ríe o corre a lo lejos... Sin embargo, aguanta sentado. Tiene muy claro que, si se levanta antes de que yo diga "vamos", lo haré volver atrás y empezar desde el principio. Estamos usando el principio NELVEG.

Estoy segura de que cualquier dueño de perro, si se pone a pensar, se dará cuenta de la cantidad de cosas que el animal recibe "gratis" cada día. Sería bueno dejar de desperdiciar todas esas oportunidades y empezar a "cobrar".

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